Esto significaba que los tres núcleos urbanos o burgos que formaban Pamplona Navarrería, San Cernín y San Nicolás, cada uno con su propia jurisdicción se estructuraban desde entonces en una sola. No parece gran cosa, pero hay que tener en cuenta que hasta entonces cada burgo tenía su propia muralla para defenderse de los ataques de los otros y los enfrentamientos entre ellos eran constantes.
Foto cedida por el archivo de Turismo «Reyno de Navarra»
Así que una mañana que el rey Carlos tenía libre ( hacía mal tiempo para ir de caza) reunió a representantes de cada burgo, los de Navarrería trajeron tomate, los de San Nicolás huevos y los de San Cernín pusieron el jamón. Se les ocurrió juntarlo todo en una sartén y crearon los huevos fritos con jamón y tomate, todo ello regado con el buen vino que el rey trajo de Olite. Estaban ya animados por el vino, cuando rey les soltó el típico «A que no hay huevos de derribar las murallas que os separan y en el solar que queda en el medio construimos un edificio desde donde cada seis de julio lanzamos un cohete para comenzar una fiesta gorda que dure una semana y además soltamos toros por las calles». En aquel momento solo derribaron las murallas, pero aquella loca idea fue contada de padres a hijos……
NOTA; Para los eruditos de la historia y los que se lo toman todo al pie de la letra, tengo que advertir que el último párrafo no está basado en hechos reales o sea, es un poco de mentira o igual no…..