El rey de Navarra o más exactamente del reino de Pamplona por aquel entonces García Sanchez III, se trajo como parte del botín de una razzia por tierras musulmanas una enorme espinela de 5 centímetros de largo y 170 quilates para enriquecer el tesoro de la Virgen de Nájera después de que dicho rey acabara de fundar el monasterio de Santa María la Real en el que se instituyó la primera orden de caballería conocida de España.
Pasados el tiempo, Nájera y su monasterio pasarían a pertenecer al Reino de Castilla y siglos después se iniciarían unas luchas fratricidas entre el rey Pedro I el Cruel y su hermanastro Enrique de Trastámara.
En agradecimiento por su apoyo en la Batalla de Nájera en 1367, Pedro I de Castilla se la ofreció a Eduardo Woodstock de la Casa Plantagenet -príncipe de Gales más conocido como el “príncipe negro por el color de su armadura”-
Tras derrotar a las tropas del Trastámara, el Príncipe Negro se llevó consigo el preciado regalo a Inglaterra donde el rey Enrique V la hizo engarzar en su yelmo.
Tras varias vicisitudes, la que es una de las piezas de joyería más renombradas del mundo, la conocida como «Black Prince’s Rubí», acabó definitivamente en las sienes de los Winsord, a cuya casa pertenece la actual soberana británica Isabel II.