Visitar las Bardenas Reales estaba en nuestro plan de excursión inicial, pero ante las lluvias caídas y el riesgo de nos lleváramos la mitad de las Bardenas pegadas en las suelas de nuestros zapatos, tuvimos que buscar una excursión alternativa, cosa fácil en Navarra, así que fuimos al mirador de la Foz de Arbayun, donde a pesar del maravilloso sol que calentaba la fría mañana, la superficie del mirador parecía una pista de hielo.
Luego estuvimos caminando por la Foz de Lumbier bajo la mirada de los numerosos buitres que sobrevolaban sobre nuestras cabezas.
En Ujué, además de disfrutar de la imponente iglesia fortaleza y sus impresionantes vistas, descubrieron las ricas almendras garrapiñadas.
En Olite pudieron visitar el palacio que 600 años antes ya visitó un viajero compatriota suyo y que dejó escrito: «seguro estoy que no hay Rey que tenga palacio ni castillo más hermoso, de tantas habitaciones doradas…Vilo yo bien entonces; no se podría decir ni aún se podría siquiera imaginar cuán magnífico y suntuoso es dicho palacio».
El cerco de Artajona y su historia, puso el punto final a esta visita germanonavarra.