VIAJAR DE NAVARRA A CRISTIANIZAR JAPÓN.

Las primeras excursiones San Francisco de Javier fueron por Navarra, al Monasterio de Leyre, Pamplona, Tafalla o Sangüesa para estudiar, e incluso al Valle del Baztán para visitar la familia de su madre, pero pronto abandonó el Castillo de Javier, su casa natal, para viajar a París, a Roma y en un viaje sin retorno hasta Asia, llegando a recorrer alrededor de 120.000 Kilómetros ( sin aviones ni coches ).

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Castillo de Javier, la cuna de San Francisco

Tras ver este fin de semana la película «Silence», me hizo pensar en la gran importancia que tuvo en la historia la decisión de San Ignacio de Loyola de enviar a un joven de Navarra como misionero a la India a petición del rey de Portugal.

La película «Silence» o «Silencio» dirigida por Martin Scorsese, narra las difíciles situaciones que sufren unos jesuitas portugueses en el año 1633 en su intento de expandir su doctrina por Japón. El nombre de San Francisco de Javier es nombrado en la película por estos misioneros como ejemplo para seguir teniendo fe en sus momentos de flaqueza. Y es que antes que ellos, en 1549, Javier ya estuvo allí, estableciendo la primera misión jesuística de Japón en Kagoshima.

Hay que imaginarse a un joven nacido en un castillo, hijo de una de las familias más importantes de Navarra, abandonado la vida fácil y acomodada que le habría correspondido, a cambio de viajar a tierras desconocidas, donde a menudo fue objeto de burla y agredido, armado con una cruz y llevando unos harapos de equipaje.

En Japón la nueva doctrina cristiana tuvo unos primeros momentos de apoyo por las diferentes autoridades japonesas, más que nada pensando en las ventajas del comercio con los portugueses. En 1630 había 750.000 cristianos en Japón, el 10% de la población.

La cosa cambió con el tiempo al temer estos que la influencia cristiana creciente podría hacerles perder el control del país, comenzando la persecución y ejecución de cristianos. El último misionero jesuíta fue ejecutado en 1642. No fue hasta 1873 que la religión cristiana fue legalizada. Sobre 30.000 cristianos secretos salieron a la luz tras estar escondidos durante años.

LOS REGALOS EN EL CASTILLO DE OLITE Y EN NAVARRA, EL REY DE LA FABA.

Se celebraba en Navarra, normalmente en el castillo de Olite, pero también acaeció en Tafalla, Estella, Puente la Reina, Sangüesa, Pamplona o Tudela, aquellos lugares donde los reyes tenían palacios en la Edad Media. En la festividad de los Reyes Magos, se colmaba de regalos a un «rey de la faba» elegido entre los niños pobres de la villa, que debían encontrar la faba escondida por el cocinero real en la gran tarta preparada a este efecto. El acto debía de efectuarse bajo la presencia del rey o de la reina, por lo que se celebró en el castillo de Olite con mayor frecuencia que en otros lugares de Navarra.

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Palacio de Olite

El niño que encontraba el haba en su porción era proclamado monarca por un día, los reyes vestían al niño elegido con camisa, calzas, cota, sobrecota, ceñidor, bolsa, manto, birrete y zapatos, corrían con los gastos de la fiesta y, a veces, dotaban al pequeño rey con dinero para que cursara estudios.

La fiesta estaba amenizada con conciertos de organistas de Castilla y guitarristas, juglares prestados por el rey de Aragón o de Inglaterra, mujeres trovadoras o trapecistas. A cada uno le daba el rey monedas de oro o vestidos exóticos.

En Navarra, la celebración del rey de la faba se remonta a la Edad Media, las primeras noticias documentales sobre su celebración datan del reinado de Carlos II el malo ( 1349-1387). La tradición fue recuperada en 1920 cuando se celebró en el Círculo Carlista de la plaza del castillo de Pamplona y fue nombrado rey el hijo de un socio necesitado.

Actualmente, se sigue celebrando en diferentes localidades de Navarra, aunque la elección y la coronación se realizan en fechas anteriores y posteriores a las fiestas navideñas. Así, la reina elegida en Tafalla el 16 de diciembre del 2017, será coronada el próximo 27 de enero del 2018.