Cuando hacemos excursiones por Navarra, sobre todo por el valle del Baztán recorriendo Elizondo, Amaiur, Arizkun, Irurita, etc y por la Zona Media Navarra por Olite, Ujué, Artajona, Tafalla, Estella, Javier, Sangüesa……nos encontramos con multitud de palacios, ya sean estos, casas torre, de cabo de armería o castillos, que dieron origen a los solares de la nobleza Navarra.
Los linajes vinculados a los palacios más antiguos empiezan a aparecer en la documentación en los siglos XII Y XIII. Estos estaban libres entre otras cosas de todo tipo de contribuciones, de alojamientos de ejércitos, de servicios militares y exentos de pagar cuarteles ( palabra que hace referencia a que los plazos se cobraban trimestralmente, o sea, como hacemos los autónomos en la actualidad).
Es a partir del siglo XVII cuando empezarán a incrementarse de manera notable el número de palacios en Navarra, ya que, ante la ante la creciente necesidad de dinero por parte de la corona española, los virreyes elevaron a la calidad de palacios un buen número de casas hidalgas e incluso alguna cuya nobleza resultaba muy dudosa, a cambio de grandes sumas de dinero con la que entre otras cosas se financió las fortificaciones de Pamplona o la reconstrucción de la colegiata de Roncesvalles.
Es sobre todo en el valle del Baztán y el valle de Santesteban, donde a comienzos del siglo XVIII, más palacios estaban surgiendo debido al oro y la plata traída por los indianos de las Américas y de aquellos que estaban triunfando en la corte de Madrid.
El sistema de comprar honores por dinero no fue del agrado de la antigua nobleza de sangre, al ver ahora que cualquiera con dinero podía subirse al altar donde ellos habían permanecido durante siglos.
A pesar de las quejas de estos, la necesidad de dinero de la corona no se acababa y se da el caso de que en el año 1718, el virrey de Navarra comunicaba a la Cámara de Comptos una real orden de Felipe V en la que se le autorizaba para vender al mejor postor los palacios reales de Olite y Tafalla con sus posesiones, ofreciendo al comprador la merced de asiento en cortes y la inclusión de ambos palacios entre los de cabo de armería.
No hubo quien los comprase, si se llegan a enterar los chinos……
El Palacio de Olite, nadie lo pudo comprar.