Visitar Navarra está de moda, viajes organizados por el Valle del Baztán y Elizondo están en auge, excursiones a la naturaleza de la Selva de Irati, la Foz de Lumbier, las Bardenas Reales o el nacedero del Urederra, son constantes en verano, las visitas guiadas por el castillo de Javier, el monasterio de Leire, Ujué o Artajona, se reanudan durante las épocas estivales. Sin embargo, viajar a Olite y visitar su castillo, es algo que no cesa durante todo el año y que incluso ha perdurado durante siglos.
No sería el primer viajero que pasó por Olite, pero si uno de los que nos dejó un testimonio de su presencia en el palacio, hablo de un viajero alemán que lo visitó en el siglo XV y que dejó escrito:
«Seguro que no hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso, de tantas habitaciones doradas….Vilo yo entonces bien; no se podría decir ni aún se podría siquiera imaginar cuan magnífico y suntuoso es dicho palacio»
Desgraciadamente, ya no quedan las habitaciones doradas, porque a principios del siglo XIX, un tal Espoz y Mina ( guerrillero de profesión y pirómano de afición ), harto de la cantidad de «turistas franceses» que un agente de viajes llamado Napoleón estaba enviando hasta estas tierras y que causaban más molestias aún, que los guiris armados con sangría Don Simón en San Fermines , tomó la decisión de quemar el palacio para que no se apalancarían en él y siguieran su camino hacia Francia.
Hoy en día, son muchos los franceses que vienen a contemplar el palacio de Olite (curiosamente de estilo francés), a comer sus manjares y a beber su excelente vino, pero esta vez, sin bayonetas….