Una excursión por Navarra que nos lleva a su época medieval, un rincón escondido de Navarra en una Reserva Natural, una princesa navarra encerrada en un castillo. Todo eso, es el castillo de Peñaflor.
El viento y la lluvia que han esculpido las cercanas Bardenas Reales, han erosionado aquí la base en donde se sostiene en equilibrio, haciéndolo incluso más inexpugnable para acceder a su torre que en los tiempos en que fue construido por Sancho el Fuerte en el siglo XIII.
Proteger la frontera de Navarra con Aragón fue para lo que se mandó construir en primer lugar, pero luego fue usado para perseguir los abundantes bandoleros que se escondían en las Bardenas y según cuenta la leyenda, también fue la prisión de la princesa Blanca de Navarra, a quién su padre Juan II de Aragón encarcelaría a pan y agua por negarse a casarse con el prometido que él había escogido para ella (seguramente sería viejo y feo) . Como en los cuentos, todas las noches venía un pastor (seguramente joven y guapo) a traerle queso y leche. Como recibiría la princesa estos regalos desde la torre en que estaba prisionera? no hay datos registrados (claro! era todo en secreto) pero supongo que lanzaría por la ventana de la torre su larga cabellera de princesa y el pastor ataría a su pelo sus ofrendas. Tiempo después de ser liberada, la princesa, en agradecimiento le regaló las tierras donde se ubicaba el castillo.
Lo cierto y lo que para mí le da más romanticismo, es que desde aquellos tiempos, el castillo jamás ha sido reconstruido o modificado y las ruinas que han llegado hasta nuestros días, son el producto del desgaste sufrido en su solitario emplazamiento durante cientos de años por el sol, el frío, la lluvia o el potente viento del cierzo.
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