Excursiones a Navarra y a Pamplona se han venido haciendo desde hace muchos siglos. Entre los años 978 y 1001, hasta nueve veces vinieron a visitar Navarra y Pamplona Almanzor y sus amigotes.
Las tropas de Al-Mansur (el poderoso), eran casi tan temibles, como los grupos de guiris que vienen a San Fermines armados con sus botellas de sangría Don Simón, y tras sus visitas, dejaban la ciudad tan arrasada como un 15 de julio de nuestro tiempo, pero con mejor olor.
En una de sus visitas a Navarra, los reyes de Pamplona, tras una resistencia inicial, tuvieron que ofrecer pleitesía al califato y en el año 982 Sancho Garcés II entregó a su hija para que se casara con Almanzor. Ésta era apodada en Córdoba como la vascona, y tuvieron un hijo llamado Abderramán, al que su madre llamaba Sanchuelo por el gran parecido físico con su abuelo Sancho II.
Almanzor muere enfermo en Medinaceli en el año 1002, después de la batalla de Calatañazor, y Navarra, Pamplona y los reinos cristianos pudieron vivir un poco más relajados, al ser menos numerosas desde entonces esas incómodas visitas de los vecinos del sur.
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