Ante el día de calor que se nos venía encima, nosotros fuimos más listos y nos escapamos al frescor de las alturas de la Sierra de Abodi, la sombra que nos proporcionaba el bosque de Irati, y las más intrépidas y valientes, se introdujeron en las frías aguas del río Urbeltz. Estupendo día entre estupenda gente.